Sunday, December 21, 2008

The Christian Science Monitar in Esta Semana con Aruca (Bilingual)

¿Aliviará Obama la política de EEUU hacia Cuba? Print

Un nuevo enfoque podría representar un primer paso relativamente fácil por un camino generalmente más controvertido para relacionarse con los adversarios de EE.UU.

Por Howard LaFranchi Leer Versión en Inglés

Tomado de The Christian Science Monitor

Washington -- Un deseo por parte del Presidente electo Obama de entrar a la Casa Blanca señalando un cambio en la política exterior norteamericana puede llevar hacia una acción rápida --aunque quizás modesta--acerca de Cuba.

Cuando tome posesión, el Sr. Obama se dedicará en gran medida a enfrentarse a la peor caída económica en generaciones. Pero en ese contexto hay varias razones para que un cambio hacia Cuba --una piedra en el zapato de al menos nueve presidentes-- pudiera cambiar a principios del próximo año.

Obama podría tomar un número de medidas por medio de una acción ejecutiva, como facilitar el contacto entre los cubano-americanos y sus familiares en la isla --lo que señalaría un alejamiento de las políticas de Bush sin dedicarle mucho esfuerzo.

Las elecciones de noviembre y recientes encuestas revelan una comunidad cubano-americana más dispuesta a abrir nuevos canales hacia la isla comunista, aún cuando los hermanos Castro la sigan gobernando --lo que significa que el capital político dedicado a este cambio sería despreciable.

Una acción con relación a Cuba significaría para Obama una doble ganancia, una señal al resto de Latinoamérica del advenimiento de una política diferente hacia el hemisferio.

Hacer de Cuba un caso de prueba de una nueva disposición a relacionarse con los adversarios de EEUU sería un primer paso relativamente fácil por un camino que generalmente ha sido más controvertido.

Cuba presenta a Obama una “fruta al alcance de la mano” que se puede tomar fácilmente para sugerir una “nueva dirección de la política exterior”, dice Anya Landau French, miembro del Instituto Lexington, un tanque pensante de Washington orientado al libre mercado. Medidas tan esenciales como la cooperación anti-narcóticos, dice ella, ofrecen “una forma de separarse de la política de Bush sin un gran esfuerzo”.

Nada de esto significa que el embargo de EEUU contra Cuba que dura 48 años se irá rápidamente por la borda. A pesar de la opinión desde hace mucho por parte de numerosos expertos en Cuba y de una mayoría de líderes latinoamericanos que el embargo no ha funcionado --una opinión que el propio Obama tenía antes de su candidatura a la presidencia--el presidente electo dice ahora que el embargo es “un aliciente importante para el cambio” y que él lo eliminaría una vez que la “libertad y la justicia” lleguen a la isla.

Lo que Obama probablemente haga es aliviar las restricciones de viajes hacia Cuba por parte de los cubano-americanos y en el flujo de las remesas de los cubano-americanos hacia el otro lado del Estrecho de la Florida. Ambas medidas serían un regreso a la apertura buscada por la administración Clinton y que el Presidente Bush eliminó.

Durante la campaña, Susan Rice, la principal asesora de política exterior de Obama (y ahora seleccionada por él para el cargo de embajadora de EEUU ante Naciones Unidas), dijo que Obama mantendría el embargo “como palanca para usarla mientras trabajamos para negociar con el gobierno cubano”. Dijo que eliminar la prohibición general al comercio y los lazos diplomáticos formales serían “el paso final”.

Algunos observadores políticos consideran que el cambio de Obama en cuanto a su posición en el embargo es una concesión a la comunidad cubano-americana. Pero algunas encuestas recientes sugieren que la mayoría de los cubano-americanos --y especialmente los más jóvenes-- ya no apoyan el embargo.

Más de la mitad (55 por ciento) de los cubano-americanos apoyan el fin del embargo, según una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones de la Opinión Pública de la Universidad Internacional de la Florida. La encuesta encontró menor apoyo al embargo entre los cubanos que llegaron a Estados Unidos más recientemente.

Otro punto focal de apoyo al cambio en la política de EEUU hacia Cuba es la comunidad de negocios. “Cuba presenta una fácil oportunidad para Obama de demostrar que el cambio ha llegado a la política exterior norteamericana”, dice Jake Colvin, vicepresidente para asuntos de comercio global del Consejo Nacional de Comercio Exterior en Washington.

Al hablar en un reciente foro de Diálogo Inter-Americano en Washington, dijo que suspender las restricciones para permitir a compañías norteamericanas vender maquinaria a Cuba y rescindir la regla de “efectivo por adelantado” para las ventas agrícolas a Cuba son pasos “innovadores” que Obama podría dar.

Los negocios de EEUU también se complacerían con que la eliminación de la prohibición de viajar a Cuba incluya a todos los norteamericanos. Pero incluso un cambio de ese tipo sería menos de lo que algunos observadores pudieran haber esperado en algún momento de parte de Obama. “Vamos a ver algunos cambios marginales, pero menos dramáticos de lo que esperamos”, dice Damián Fernández, rector del Purchase College de la Universidad Estatal de Nueva York, quien es también experto en asuntos cubanos. Ahora bajo Obama habrá una “tendencia hacia la relación” --aunque la “relación tiene sus límites”, agrega.

El reto subyacente para el nuevo enfoque diplomático de Obama, dice el Sr. Fernández, será: “¿Estamos dispuestos a aceptar un régimen cubano que no es muy bueno para su propio pueblo?”

http://www.csmonitor.com/2008/1215/p04s01-usgn.html

La traducción es de Progreso Semanal.

Will Obama ease US policy toward Cuba?

A new approach could represent a relatively easy first step down a generally more controversial path of engaging with America's adversaries.

A desire by President-elect Obama to enter the White House signaling change in US foreign policy may well lead to quick – though perhaps modest – action on Cuba.

When he assumes office, Mr. Obama will be largely focused on addressing the worst economic dive in generations. But in that context there are several reasons a shift toward Cuba – a thorn in the side of the last nine presidents – could begin early next year:

•Obama could take a number of steps, such as easing contacts between Cuban-Americans and their families on the island, by executive action – thus signaling a shift from Bush policies without dedicating a lot of effort to it.

•The November elections and recent polls reveal a Cuban-American community more disposed to opening up channels to the communist island, even though the Castro brothers continue to govern it – meaning the political capital spent on a shift would be negligible.

•Moving on Cuba would give Obama something of a "twofer," signaling to the rest of Latin America the advent of a different policy toward the hemisphere.

•Making Cuba a test case of a new willingness to engage with US adversaries could be a relatively easy first step down a generally more controversial path.

Cuba presents Obama with "low-hanging fruit," easily picked, to suggest "a new foreign-policy direction," says Anya Landau French, a senior fellow at the Lexington Institute, a free-market-oriented think tank in Washington. Steps as basic as increasing antinarcotics cooperation, she says, offer "a way to break from Bush policy without a great effort."

None of this means the 48-year-old US embargo of Cuba will quickly go by the boards. Despite the longstanding view of many Cuba experts and a majority of Latin American leaders that the embargo hasn't worked – a view Obama himself held before his run for the presidency – the president-elect now says the embargo is "an important inducement to change" that he would lift once "freedom and justice" arrive on the island.

What Obama is likely to do is ease restrictions on travel to Cuba by Cuban-Americans and on the flow of remittances from Cuban-Americans across the Straits of Florida. Both moves would revert to openings pursued by the Clinton administration that President Bush reversed.

During the campaign, Susan Rice, Obama's chief foreign-policy adviser (and now tapped by him to become US ambassador to the United Nations), said Obama would maintain the embargo "as leverage to use as we work to negotiate with the Cuban government." She called lifting the general ban on trade and formal diplomatic ties "the ultimate step."

Some political observers considered Obama's shift in stance on the embargo a bow to the anti-Castro Cuban-American community. But some recent polls suggest that the majority of Cuban-Americans – and especially the younger set – no longer support the embargo.

Over half (55 percent) of Cuban-Americans support ending the embargo, according to a poll conducted by Florida International University's Institute for Public Opinion Research shortly after Election Day. The poll found lowest support for the embargo among Cubans who came to the United States most recently.

Another focal point of support for change in US Cuba policy is the business community. "Cuba presents an easy opportunity for Obama to demonstrate that change is coming to American foreign policy," says Jake Colvin, vice president for global trade issues at the National Foreign Trade Council in Washington.

Speaking at a recent Inter-American Dialogue forum in Washington, he said that suspending restrictions to allow US business to sell machinery to Cuba and rescinding a "cash in advance" rule on agricultural sales to Cuba are "innovative" steps that Obama could take.

US business would also like to see any lifting of the travel ban to Cuba include all Americans. But even change on that order would be less than some Cuba watchers might have expected at one time from Obama. "We're going to see some changes at the margins, but less dramatic than we would expect," says Damian Fernandez, provost of Purchase College, State University of New York, who is also a Cuba expert. New under Obama will be a "tendency towards engagement" – although "engagement has its limits," he adds.

The underlying challenge to Obama's new diplomatic approach, Mr. Fernandez says, will be: "Are we willing to accept a Cuban regime that is not very good to its own people?"